Una Mediación se compone de varias partes.

En la primera sesión, de carácter informativo, las personas con opiniones divergentes explican al mediador su conflicto desde su propio punto de vista. El mediador les explica cómo funcionará la mediación, cuáles son sus principios y las reglas mediante las que se actúa.

Una vez aclaradas las dudas se acuerda un calendario con los temas a tratar, que definirá cuantas sesiones pueden ser necesarias, y se formalizará la voluntad de las partes de continuar adelante mediante la firma del acta de inicio.

En el transcurso del proceso el mediador facilitará la comunicación entre las partes, de las que surgirán las soluciones a su conflicto, hasta conseguir un acuerdo satisfactorio para todos, que se plasmará en un acta final.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA MEDIACIÓN:

Existen 4 principios básicos sobre los que se sustenta cualquier Mediación: La voluntariedad, la confidencialidad, la imparcialidad y la neutralidad.

El proceso es voluntario, porque los y las que participan pueden iniciar o desistir en cualquier momento. Pero también es voluntario porque DEBE existir una voluntad real de querer superar el conflicto en el que se está inmerso. Hay que comprometerse y participar del proceso, porque eres el principal interesado en resolver el problema.

Confidencialidad: Cualquier información que se facilite durante las sesiones de Mediación no podrá ser utilizada por ninguna de las partes fuera de la Mediación, ni tampoco podrán ser citados a declarar judicialmente los Mediadores.

Los Mediadores son imparciales, ya que no toman partido ni se posicionan a favor o en contra de ninguna de las partes. No proporcionan soluciones ni pareceres sobre el conflicto. Su función es facilitar el diálogo para que las propias partes encuentren las soluciones que mejor se adapten a sus  discrepancias fomentando la comunicación.

De igual forma, son neutrales, ya que no dejan que sus opiniones o valoraciones personales influyan en el proceso.